Historias del mundo nativo. Robo de fuego

En lugar de discutir con la computadora, esperaba poder escuchar algunas historias sobre tu mundo natal.

Eso es lo que que­rían los humanos después de que me descubrieran como polizón.

Iban a proporcionar una habitación cómoda diseñada para mis necesidades. Cualquier petición razonable sería concedida. Todo lo que tenía que hacer era quedarme y contarles la historia y las historias de mi gente.

¿Puedes imaginar algo peor que contar las grandes hazañas de otros mientras te impiden realizar alguna de las tuyas? Luego se preguntaron por qué seguí escapando.

Historias del mundo nativo. Robo de fuego

No quiero hablar de los grandes hechos de los demás. Quiero hacer grandes obras y dejar que otros hablen de mí.

Lo tengo. Has salvado millones de robots. Tienes una nave espacial. Un planeta para ser construido para su especie. Está bien si sus acciones no están a la altura de las de sus leyendas.

[!1.5]¡¿Qué?!

Siéntate. Déjame que te cuente algunas de nuestras leyendas y luego verás por qué merezco ser aún más legendario.

Historias del mundo nativo. Robo de fuego

Estoy tratando de crear una leyenda que conozca lo suficiente como para contarla. Cuando me subí a bordo de esa nave humana,
no traje exactamente una biblioteca conmigo.

Historias del mundo nativo. Robo de fuego

La mayoría de las culturas humanas tienen una leyenda de cómo consiguieron el fuego. ¿El tuyo?

Hacemos. Recuerdo la mayor parte de eso
y estás de suerte.

Cada clan afirma que fueron sus ancestros los que robaron el fuego a los dioses. ¡El mío fue el que realmente lo hizo!

Contando la historia, no habría esperado nada menos.

Historias del mundo nativo. Robo de fuego

Por un poco de contexto, nuestros dioses no regalan nada.

Todo lo que tenemos, nuestras tierras, nuestros mares, nuestros cielos, en algún momento fue robado de un dios.

Eso incluye cosas como plagas. Una de nuestras primeras lecciones. Si algo es demasiado fácil de robar, podría ser
porque alguien quiere deshacerse de él.

Historias del mundo nativo. Robo de fuego

Tenemos dioses generosos. Utilizan el robo como prueba de dignidad y le permiten conservar lo que roba. Luego están los dioses codiciosos, como el diosa de la vida.

El primer robo de un calmar es el robo de la vida. Ese diosa nunca descansa hasta que ella recupere su vida. En su mayoría, sin embargo, nuestros dioses se sientan en un lugar intermedio.

Cuando los humanos llegaron a nuestro planeta, uno de ellos pensó que podríamos tratarlos como dioses. Creo que estaban decepcionados de que lo hiciéramos.

Historias del mundo nativo. Robo de fuego

Ahora que sabes lo básico,
comenzaré la historia.

Hace muchos miles de años, vivía
un calmar que conducía a nuevas formas de hacer las cosas y su nombre era Mho.

Mho no era el más fuerte de los calmares, o el más rápido. Definitivamente no era el más inteligente. Sin embargo, fue persistente y eso es igual de importante ya que contamos su historia, mientras que muchos calmares más fuertes, más inteligentes y más rápidos se han perdido en la historia.

Historias del mundo nativo. Robo de fuego

Una fría mañana mientras Mho se estaba tomando el sol, el dios creador Bob pasó caminando.

“Mira a ese chico, – Mho se dijo a sí mismo, – si tuviera un incendio, me movería por la mañana, podría ver en la oscuridad, sería tan respetado que nadie me robaría.”

Y con ese pensamiento en mente, comencé a robarle el fuego a Bob.

Historias del mundo nativo. Robo de fuego

Mho esperó fuera de la guarida de Bob hasta que vio que Bob se iba sin el fuego.

«Esto será fácil, – Mho se rió para sí mismo, – ni siquiera hay guardias.»

Fue entonces cuando Mho se enteró de que una de las cosas que un dios creador puede hacer son las trampas.

Historias del mundo nativo. Robo de fuego

Durante tres días, Mho intentó entrar en la guarida de Bob y durante tres días fue frustrado por los dispositivos de Bob.

El necesitaba ayuda. Entonces Mho partió en busca de compañeros.

Trabajar con otros calmares generalmente requiere disciplina, inteligencia y la capacidad de cooperar. Trabajando con Mho, los únicos rasgos necesarios eran la durabilidad y una alta tolerancia al dolor.